El Obispo de Jaén, Don Amadeo Rodríguez Magro, conocedor de la gravedad
de la situación provocada por el Coronavirus y sintiéndose responsable
de la grey a la que sirve, traslada a los fieles, consagrados y
sacerdotes su preocupación por la pandemia del COVID-19, a la vez que
apela a la prudencia y a no ceder al miedo ni al pánico colectivo.
El Obispo, como cabeza de la Iglesia de Jaén, en responsabilidad con la
sociedad y atendiendo las recomendaciones efectuadas por el Gobierno de
España y la Junta de Andalucía, en lo referente a la pandemia del
COVID-19, quiere actualizar las indicaciones ya puestas en marcha y
añadir las que a continuación se especifican, recordando que en este
momento, el bien mayor es proteger la vida de las personas, que es un
precioso don de Dios. Del mismo modo, la Diócesis de Jaén deja la puerta
abierta a añadir otras directrices atendiendo a las que las autoridades
civiles y sanitarias vayan implementando a lo largo de las próximas
fechas.
1. Se aplazan todos los actos extraordinarios de carácter
diocesano, arciprestal y parroquial, así como de otras instituciones de
la Iglesia, previstos para esta Cuaresma, hasta que la autoridad
sanitaria considere oportuno reanudar la actividad habitual.
2. Las celebraciones eucarísticas se mantendrán, aunque se recomienda, a
todos los fieles, y especialmente, a las personas mayores, enfermas o en
situación de riesgo y a los niños que permanezcan en sus casas. Todos
los fieles quedan dispensados del precepto dominical (c. 87, Catecismo
de la Iglesia Católica, 2181).
Si hay que realizar celebraciones
con grupos numerosos (bodas, funerales, etc.) no deben hacerse en
espacios pequeños y habrá de ocuparse como máximo un tercio del aforo.
Al mismo tiempo, se aconseja que los asistentes a estos actos, como
medida sanitaria, mantengan una distancia de un metro y medio
aproximadamente, siempre atendiendo a las recomendaciones del sacerdote.
3. Las catequesis y cualquier otra reunión de tipo formativo quedan
suspendidas de forma presencial. No obstante, en el caso de la
catequesis infantil, se anima a los padres a que sean ellos quienes
ejerzan la tarea del acompañamiento de sus hijos en el ejercicio de la
transmisión de la fe. Por este motivo, invitamos a los párrocos y a los
catequistas a que faciliten las indicaciones y el material necesario
para este fin.
4. Durante la Cuaresma, habitualmente tienen lugar
en nuestra Diócesis numerosas celebraciones comunitarias del sacramento
de la Penitencia, que han de ser suprimidas. Pero los sacerdotes
estarán disponibles para atender a aquellas personas que individualmente
soliciten el sacramento, guardando las medidas de higiene recomendadas.
5. Las Cofradías cancelarán todos los actos públicos que habitualmente
se celebran en este tiempo de Cuaresma, tanto de carácter devocional
como litúrgico: Vía Crucis, Besapiés, quinarios, novenas… En todo caso,
se evitará organizar cualquier acto que suponga una aglomeración de
personas.
6. Los Templos, que permanecerán abiertos al culto,
deberán extremar las medidas de higiene y desinfección de sus
instalaciones. Y aquellos que, por su carácter histórico-artístico
contemplen, además del culto, las visitas cultural y turísticas,
deberán suspenderlas.
7. Se mantienen las normas anteriormente implementadas:
– La distribución de la Sagrada Comunión es preferible que se realice en la mano.
– Se debe retirar el agua bendita de las pilas que hay en las entradas de las iglesias y en otros lugares de devoción.
– Durante la celebración de la Eucaristía se debe suprimir el gesto de la paz o al menos sustituir el habitual de abrazar o estrechar la mano a los que están próximos, por otro que evite el contacto físico.
– Que las personas que distribuyen la comunión durante la Eucaristía, se laven las manos antes y después de este momento.
– La distribución de la Sagrada Comunión es preferible que se realice en la mano.
– Se debe retirar el agua bendita de las pilas que hay en las entradas de las iglesias y en otros lugares de devoción.
– Durante la celebración de la Eucaristía se debe suprimir el gesto de la paz o al menos sustituir el habitual de abrazar o estrechar la mano a los que están próximos, por otro que evite el contacto físico.
– Que las personas que distribuyen la comunión durante la Eucaristía, se laven las manos antes y después de este momento.
8. El Obispo de la Diócesis invita a los sacerdotes a recordar, en todo
momento, su condición de pastores, y pide que acompañen a los fieles en
sus preocupaciones, ofreciéndoles su aliento pastoral. A la vez que les
recomienda el uso prudente de las redes sociales, evitando crear
sensación de alarma y división, ayudando, más bien, a vivir esta
situación dolorosa desde la calma y la confianza en Dios, a la que el
Evangelio nos invita.
9. Por último, el Obispo de Jaén, como
cabeza de la Iglesia diocesana del Santo Reino, anima a los fieles a
vivir este tiempo de Cuaresma desde el recogimiento, la oración y el
silencio, atendiendo a los más desvalidos y a los enfermos. A la vez que
pide plegarias por los afectados del Coronavirus y sus familias, así
como por los fallecidos a causa de esta pandemia, uniéndose, de este
modo, a la oración que el Santo Padre Francisco ha hecho pública para
este motivo.
“Oh María, tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza.
Nosotros nos confiamos a ti, Salud de los enfermos, que bajo la cruz estuviste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe.
Tú, Salvación de todos los pueblos, sabes de qué tenemos necesidad y estamos seguros que proveerás, para que, como en Caná de Galilea, pueda volver la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.
Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús, quien ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos y ha cargado nuestros dolores para conducirnos, a través de la cruz, a la alegría de la resurrección.
Bajo tu protección buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies nuestras súplicas que estamos en la prueba y libéranos de todo pecado, o Virgen gloriosa y bendita”.
Nosotros nos confiamos a ti, Salud de los enfermos, que bajo la cruz estuviste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe.
Tú, Salvación de todos los pueblos, sabes de qué tenemos necesidad y estamos seguros que proveerás, para que, como en Caná de Galilea, pueda volver la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.
Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús, quien ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos y ha cargado nuestros dolores para conducirnos, a través de la cruz, a la alegría de la resurrección.
Bajo tu protección buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies nuestras súplicas que estamos en la prueba y libéranos de todo pecado, o Virgen gloriosa y bendita”.
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