10 de abril de 2020

La Visita a los Monumentos

Al término de la Misa de Jueves Santo «In Coena Domini», que conmemora la institución de la Sagrada Eucaristía y del sacerdocio de la Iglesia, el tabernáculo queda vacío en memoria de la muerte de Cristo. Se hace entonces la reserva del Santísimo Sacramento en un lugar especial, usualmente llamado “Monumento”.
Desde la noche de Jueves Santo hasta la Misa de Resurrección los sagrarios de todas las iglesias quedan sin hostias, con esto se significa que el Señor ha sido “crucificado, muerto y sepultado”. No obstante, se suele guardar o reservar en un lugar aparte las hostias consagradas, necesarias para administrar la Eucaristía a los fieles que deseen comulgar en Viernes Santo. Fue ése el origen de la ceremonia del traslado del Santísimo Sacramento al “Monumento”. Con el paso de los siglos la traslación adquirió un carácter solemne, realizándose de modo procesional, acompañada de cánticos eucarísticos. Ante el Monumento, entre rezos y con incienso, los fieles se turnaban, al igual que hoy, en actos de adoración continua a Jesús Sacramentado.
El Monumento se coloca en una capilla lateral del templo, sin que puedan celebrarse en él la misa del Jueves, la solemne liturgia del Viernes, ni el Oficio de Tinieblas. Puede adornarse con colgaduras, frontal blanco, flores y gran cantidad de velas blancas. En él no han de ponerse paños negros, ni motivos de la pasión, ni tampoco reliquias, ni imágenes de santos. Tendrá una puerta sólida como la de un sagrario. La llave de la referida urna, una vez reservado el Cuerpo del Señor, debe conservarla y llevarla el celebrante de los oficios del Jueves y Viernes Santo.
En nuestra ciudad es también una tradición la visita de los Monumentos en la tarde del Jueves Santo una vez acabada los Oficios de la Cena del Señor y la mañana del Viernes Santo. Tanto iglesias como conventos son los encargados de montarlos, como está estipulado, a un lado del Altar de la iglesia.
El recogimiento de los conventos hace que estos monumentos sean muy visitados y además su preparación, en muchos casos, en muy laboriosa. En Jaén, entre otros, destacamos la labor de las hermanas del Convento de las Esclavas del Santísimo, del Convento de Santa Clara, el Convento de San Antonio de Padua, el Convento de Santa Teresa, sin olvidar, el trabajo que en algunas iglesias se hace como por ejemplo, la Iglesia de San Juan que utiliza el amplio espacio de la Sacristía, la Iglesia de San Andrés, que lo ubica en la Capilla de la Inmaculada Concepción, San Bartolomé, San Ildefonso en el Altar de la Virgen de la Capilla, la Cripta del Sagrario, etc.
Es una tradición que sigue celebrándose en Jaén, si bien, no se hace como en años pasados, cuando era típico que la mujer giennense visitará estos Monumentos vestida de mantilla. Siempre se nos decía que había que visitar siete monumentos. El porqué de este número de visitas es el siguiente:
Acudir a los Monumentos, como se ha dicho antes, se hace desde la tarde del Jueves Santo a la mañana del día siguiente. Las visitas a siete iglesias, es en memoria de los siete recorridos que hizo Jesucristo, desde el Cenáculo hasta el lugar de su muerte, el Monte Calvario.
Realizar el ejercicio piadoso de las “Siete visitas”, significa acompañar espiritualmente al Señor Jesucristo en la amarga soledad que padeció y en los tormentos y humillaciones que soportó durante las horas que precedieron a su Muerte. Hacemos memoria de los “siete tribunales” ante los que tuvo que comparecer, para ser juzgado por los hombres.
Introducción: Redentor del mundo, habiendo participado de la Última Cena que celebraste antes de tu Pasión, permítenos acompañarte ahora en el amargo camino que Te llevó a la Muerte en Cruz por amor a nosotros.
-      Primera visita: Del Cenáculo al Huerto de los Olivos.- Señor Jesús, Sacerdote Eterno, Divino Orante, ¡qué triste pero qué confiada fue esta oración que dirigiste a tu Padre! Las gotas de Sangre que caían de tu Rostro eran las primicias del Supremo Sacrificio de la Cruz, y el mismo Padre las aceptaba complacido, pues rubricaban tú dolorosa Plegaria por la humanidad. Que tus palabras en el Monte de los Olivos, suplan en esta noche de tristeza, el silencio de los que han perdido la fe. Que nuestra vida toda sea una plegaria agradable a tu Padre que está en los Cielos.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Y se agrega: “Estamos aquí, a la luz de tu Padre Eterno. Oh, Cristo Dios, acepta que Te acompañemos en esta noche de soledad”.
-      Segunda visita: La traición de Judas.- Señor Jesús, Pontífice Misericordioso, Dios del Amor y del Perdón. Cuando estabas muerto en la Cruz, la lanza de un soldado abrió tu costado. Pero otra herida mortal había herido antes tu Sagrado Corazón, (una herida más dolorosa quizás que los tormentos físicos que tuviste que soportar): la traición de Judas, al que considerabas tu amigo. Haz que los obispos, sacerdotes y diáconos, se mantengan en comunión de fe y amor con el Papa, para que resistan a la tentación de ceder ante los halagos del mundo. Perdona, Señor, nuestras traiciones diarias.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Y se agrega: "Estamos aquí, junto a tu Madre Dolorosa. Oh, Cristo Dios, acepta que Te acompañemos en esta noche de soledad”.
-      Tercera visita: El abandono de tus discípulos.- Señor Jesús, Dios abandonado, el temor se ha apoderado de tus amigos. Y huyen. Estás solo. ¿Cómo no acercarnos a tu Corazón humano y divino para abrazarlo? ¿Cómo permanecer indiferentes ante sus latidos, que son melodía de ternura y soledad? Socorre, Señor, a quienes hoy viven en la más profunda soledad, que es desconocerte a Ti, Consuelo y Salvación de nuestras almas. Que Te busquemos, Divino solitario, en los sagrarios, especialmente en los más abandonados. Que no pasemos indiferentes ante Ti, Dios Sacramentado por Amor.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Y se agrega: “Estamos aquí con Juan, el apóstol amado que con tu Madre, hoy seguía tus huellas, en el primer Vía Crucis de la historia. Oh, Cristo Dios…”
-      Cuarta visita: Tu Divina Majestad ante los tribunales religiosos.- Señor Jesús, Dios humilde. Las autoridades religiosas, llenas de soberbia, envidia e hipocresía, pretenden pedirte cuentas a Ti, Verdad Viviente. En ellas estamos representados cuantos nos creemos con el derecho de objetar tus divinas enseñanzas y de rechazar a tu Iglesia, para justificar nuestras propias miserias. Abre los ojos del corazón a quienes son víctimas de pensamientos e ideologías ajenas a tu Evangelio, o peor aún, contrarias a él. Protégenos del asedio de las sectas que oscurecen tu Palabra.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Y se agrega: “Estamos aquí con los Santos de todos los tiempos, conocidos y desconocidos. Oh, Cristo Dios…”
-      Quinta visita: Mofas y burlas.- Señor, Tú soportaste con paciencia las burlas, y sigues sufriendo hoy todo tipo de afrentas en la persona de los que son humillados, ridiculizados y explotados. Inspíranos fortaleza para alzar nuestra voz en favor de ellos, es decir, en favor tuyo, Jesús.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Y se agrega: “Estamos aquí en comunión de amor con las Almas del Purgatorio. Oh, Cristo Dios…”
-      Sexta visita: Las negaciones de Pedro.- ¡Cuánto Te hicieron sufrir los ultrajes de tus enemigos! Pero, ¡cuánto más la cobardía de tus propios amigos, a quienes les habías confiado tus más íntimos secretos! Señor, ilumina nuestra mente y nuestro corazón para que podamos ser conscientes de las veces en que Te negamos con los actos, quienes Te confesamos con los labios.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Y se agrega: “Estamos aquí, espiritualmente unidos al Santo Padre Benedicto XVI, tu Vicario, y a todos los hombres de buena voluntad. Oh, Cristo Dios…”
-      Séptima visita: Herodes Te trata como loco.- Tú, el Rey Eterno eres humillado por el rey tirano. Y callas. Callas por amor. Tú, la Palabra soberana y creadora, haces silencio mientras Te tratan como loco. Que nuestra voz, Señor, sólo se deje escuchar para pregonar tu infinita bondad y para defender los derechos de aquellos que no tienen voz.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Y se agrega: “Estamos aquí, Señor, unidos al cántico de alabanza de toda la creación. Oh, Cristo Dios…”
Más un Padrenuestro, Avemaría y Gloria por las intenciones del Papa.
Oración final: Te damos gracias, Señor, por habernos permitido acompañarte en esta noche de tu soledad. Dígnate ser Tú siempre nuestro Compañero, mientras marchamos hacia la Pascua eterna.
Por tu Pasión y tu Cruz, sálvanos, Jesús. Amén.
Igualmente en las siete visitas recordamos las siete efusiones de Sangre de Cristo, reviviendo los diversos momentos en los que derramó su sangre por nuestra redención:
1.- La circuncisión
2.- El sudor de sangre en el huerto de Getsemaní
3.- La flagelación
4.- La coronación de espinas
5.- Cargando con la cruz camino del Calvario
6.- Sus manos y pies traspasados por los clavos en la crucifixión
7.- Su Corazón perforado por la lanza de Longinos.
Además se pide a Dios por el precio de la Pasión de su Hijo, y por la intercesión de la Santísima Virgen:
- Que nos libre de los siete pecados capitales.
- Que nos conceda las siete virtudes (Teologales: fe, esperanza y caridad; Cardinales: justicia, prudencia, fortaleza, templanza).
- Y nos dé los siete dones del Espíritu Santo. (Sabiduría, entendimiento, consejo, temor de Dios, ciencia, fortaleza, piedad, el santo temor de Dios).



















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